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Utena quedó tan prendada de él que decidió convertirse ella misma en príncipe. Ahora Utena ha crecido. Estudia en la Academia Ohtori y lleva una versión personal de un uniforme de chico. Ella seguía siendo una niña, amaba al joven que una vez fue su hermano e intentaba convencerse a sí misma de que lo que hacían no era tan monstruoso. Ante la idea de que su secreto destrozara la vida a su hermano, ella eligió auto inmolarse y aceptar toda la culpa.
Al crecer ambos ocultaron su verdadera cara.
Él aparentaba ser un noble y atento príncipe, pero en la intimidad liberaba al demonio incapaz de amar en el que se había convertido. Ella cerró su corazón al mundo, y mientras fingía ser una joven ingenua, feliz y sumisa, su interior se retorcía en una agonía eterna. Él se llamaba Ohtori Akio.
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Ella, Hinemiya Anthy. Ésta es la historia que se oculta de los ojos de los espectadores.
Nos presentan un colegio, una academia elitista y extraña donde todos aquellos que tienen un anillo con el símbolo de la rosa son duelistas que se baten con espadas por La Novia de la Rosa, Hinemiya Anthy. El ganador de los duelos es el dueño de Hinemiya y ésta ha de obedecer sus deseos como una esposa sumisa y obediente. De nuevo, una actitud feminista: Utena cree como los espectadores que los del Consejo Estudiantil son los malos, pero no tardamos en llegar a la conclusión de que ninguno de ellos es malvado en esencia.
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Dice mucho de su bondad que sus heridas no la convirtieran en una mujer triste y amargada. Su imagen especular sería Nanami, una pequeña mala pécora, malcriada y egoísta que adora la burbuja dorada que ella misma se ha creado. Touga era un hombre inteligente que lo tenía todo: Pero cuando conoció a una mujer que le miró de igual a igual y negó la superioridad que él daba por hecho, empezó a ser consciente de que ni siquiera se conoce a sí mismo.
Llega a amar sinceramente a Utena y desea salvarla del terrible mal que la acecha, pero es que Utena ni quiere ni necesita ser salvada por nadie. Todos éstos personajes, amén de secundarios como la adorable y optimista Wakaba que tiene mucho menos peso argumental del que merece , el joven y servicial Tsuwabuki o Kozue, hermana de Miki, cambian al conocer a Utena. Su luz llega incluso hasta el alma torturada de Hinemiya, haciendo que La Bruja se pregunte si podría al fin abrirle su corazón a alguien, confiar, liberarse de su jaula psicológica.
Para eso son los duelos a espada, o eso parece. El que manda cartas al Consejo Estudiantil, el artífice del castillo en el cielo, el que busca el Poder de Díos: Todo lo hizo por Utena; ella era su verdadera razón. Todos esos duelos, incluidos los que se hicieron en nombre de la Rosa Negra, eran pruebas que Utena debía superar hasta llegar a él: Las palabras que la por entonces ingenua niña considero un apoyo: Y es que a diferencia de Touga que no desearía cambiar ni una célula de Utena Akio es un hombre que cree en la supremacía masculina, en que una mujer por muy inteligente y noble que sea al final debe sucumbir y someterse a un hombre.
Con lo que no contaba es con el espíritu incandescente de Utena. Y es que durante el tiempo que comenzaron los duelos, así como Utena provocó un cambio en los que la rodeaban, ellos también empezaron a influir en ella.
Utena, la chica revolucionaria
Comprende el verdadero valor de ser una mujer y cómo eso le da su fuerza para seguir luchando. Madura, en una palabra. Y esa fuerza femenina -no una espada- es la que enfrenta con Akio, que en ésta serie representa el machismo absoluto. Describe el momento en el que dejas de jugar representado por los duelos, donde nadie se hace daño salvo en su ego y creces el tiempo que Utena pasa con Akio, su despertar sexual.
Y también de cómo puedes sobrevivir a esa madurez, darte cuenta de la realidad cuando Utena descubre lo que en verdad es el Observatorio de Akio sin perder la pureza e inocencia que caracteriza al mundo infantil. Y hasta aquí puedo contar. Pido disculpas por una crítica tan larga, pero realmente creo que ésta serie lo merecía. Hay demasiado simbolismo en Utena: En primer lugar porque me gusta atesorar la primera impresión que se me queda tras visionar un anime.
La chica revolucionaria exige de los espectadores una especial concentración, un esfuerzo añadido, y considero que esa cantidad de tiempo y energía ya los he empleado con creces. Tod s deberíamos aprender de Utena y de su historia. A este anime le tenía ganas hace muchísimo tiempo porque decían que era muy, muy bueno y si no lo he visto todavía es porque no lo he encontrado. En fin, al decir que es muy denso ahora no sé si verlo. La verdad es que es increíble encontrar animes que apoyen el feminismo.
Porque que una serie como esta que apoye al feminismo… en Japón no creo que eso sentara muy bien en su momento. Corrígeme si me equivoco pero eso es lo que yo creo. Me gusta Le gusta a 1 persona. Has dado en el blanco de la diana. En Japón existe el feminismo, pero es una llama que se trata de sofocar por todos los medios posibles.
Incluso el anime Parasyte aporta un ejemplo muy bueno. En lo que se refiere a Utena, la chica revolucionaria se dice que su artífice, una mujer evidentemente muy avanzada a su tiempo, quería contar una historia en la que la chica fuera la heroína y el hombre bello el villano. Pero sabía que si lo hacía tal cual le darían con la puerta en las narices así que ideó un modo.